martes, 22 de noviembre de 2005

Manual de Zoología fantástica

Hace poco empecé una relectura del "Aleph" de Jorge Luis Borges, debido a un comentario que me deslizó mi madre en el sentido que Borges, con su erudicción, hacía perder frescura a los cuentos de ese libro. Y pues cual sería mi sorpresa que me pareció lo mismo y no conseguí terminarlos, sin dejar de leer El Aleph que me encanta.
A raíz de este pequeño episodio quise reivindicarme con Borges y encontré en mi casa este "Manual de Zoología Fantástica", segunda edición -bellamente ilustrada- de 1984 (reimpresa en 1990) de este libro originalmente escrito en 1957 por dicho autor y Margarita Guerrero.
Este libro -segunda colaboración entre ambos escritores, luego de "Martín Fierro"- pretende ser, tal y como Borges lo expresa en el prólogo, la primera obra en su género. El Islam y la Cábala, la literatura china, la epopeya babilónica, los clásicos griegos y latinos, la Edad Media y el Renacimiento son algunas de las fuentes de que se sirven los autores en su descriptivo recorrido por el bestiario de la imaginación que reúne entre muchos otros al Minotauro, la Sirena, la Quimera, el Dragón, el Basilisco, el Cancerbero, el Ave Fénix, el Grifo, el Golem, el Simurg.
Algunas de las leyendas que describen a estos animales imaginarios son realmente muy bellas. La primera de ellas se refiere a un animal llamada "A Bao A Qu" que revive cuando un viajero sube por la Torre de la Victoria. Y sólo revive completamente cuando al llegar a la cumbre el hombre al cual se apega es evolucionado espiritualmente. Según la misma leyenda, sólo una vez en todos los siglos el A Bao A Qu ha llegado a la perfección.
Otra igualmente bella nos relata sobre los seres de los espejos. En tiempos pasados el mundo de los espejos y el de los hombres estaba comunicado, pero a raíz de la invasión de los primeros, éstos fueron condenados, por el Emperador Amarillo, a meros reflejos serviles de los hombres. Así, cada vez que nos vemos en un espejo, el reflejo lo producen estos seres condenados a esa labor.
Para finalizar, es importante acotar que este texto se titula también "El libro de los seres imaginarios" en algunas ediciones, sin cambio alguno respecto del original.

lunes, 7 de noviembre de 2005

Tierra del Fuego de Francisco Coloane

Después de un breve receso por motivos laborales, en que tuve que leer numeroso material técnico, vuelvo a recomendar una obra especial, que me ha permitido conocer y admirar a un gran escritor chileno, Premio Nacional de Literatura del año 1964. La obra de Francisco Coloane, nacido en Quemchi (Chiloé) en 1910 y fallecido en Santiago el año 2002, lo ubica como uno de los narradores más importantes de las letras nacionales. Los parajes del extremo sur de nuestro país, la soledad y hostilidad de esas tierras, marcan profundamente todo su extensa obra.
Muy reconocida es su trilogía de cuentos -que fue traducida a muchos idiomas- ambientados en los confines de nuestro continente: "Cabo de Hornos" (1941), "Golfo de Penas" (1945) y "Tierra del Fuego", la que estoy leyendo en estos momentos.
Llegué a este libro de cuentos de una manera muy especial: le pedí a mi hijo menor, Diego (quien escribe cuentos en su blog El Cuenta Cuentos), que me eligiera un libro antiguo de la biblioteca y me pasó este por que le llamó la atención su título. Es una edición del año 1965 de la Editorial Zig-Zag, con el tipo de papel que se usaba en aquel tiempo, ya amarilloso por el paso de los años. Corresponde a la 4ª edición de estos cuentos, publicados en el año 1956, haciéndose acreedor del premio anual de literatura de la Sociedad de Escritores de Chile de ese mismo año.
El primer cuento es el que le da el nombre al libro. Tierra del fuego nos mete de lleno en una realidad hostil, en que tres hombres huyen luego del frustado levantamiento contra el amo de la región, que explota cruelmente a hombres venidos de todos los rincones de la tierra en busca del preciado oro.
Existe en este cuento un trasfondo, una especie de denuncia, sobre la enorme tragedia histórica y social del exterminio de los onas o selk' nam, habitantes originales de la gran isla austral. Los aniquilaron salvaje y metódicamente, y uno de los protagonistas recuerda avergonzado como él fue partícipe de estas verdaderas cacerías humanas. Curiosamente había hablado algo del tema en mi blog Campana de Gauss, sobre la muerte de la penúltima Yagán, otro de los pueblos originarios de esa zona exterminados sin misericordia.
Un volumen de cuentos entrañable, las imágenes aparecen vívidas en nuestra mente a medida que avanzamos en los relatos. La soledad de esos paisajes unida a la soledad de los hombres que se aventuran en esas tierras hacen de estos cuentos una lectura muy grata, placentera. Recomendable de todas maneras.
Para finalizar, algunos otros títulos de este autor son los siguientes: "El Ultimo Grumete de la Baquedano" (1941); "La Tierra de Fuego se apaga" (1956); "Rastro del Guanaco Blanco" (1980) y "Crónica de India" (1983).