sábado, 1 de abril de 2006

Aquí no hay poesía, de Jaime Bayly

Encontré de casualidad, buscando algún libro que leer, este simpático y prescindible libro de este autor peruano, del que había hablado algo hace unas semanas atrás con ocasión de la lectura de "Y de repente, un ángel". Si bien es cierto que "Aquí no hay poesía" es anterior al recién citado, comparten muchas características, como el humor y la capacidad de reirse de sí mismo que tiene Bayly, capacidad que raya en la desfachatez muchas veces.
Como yo leí primero "Y de repente...." pude ahora constatar que su trama la sacó íntegra de las aventuras que narra en este libro, en particular de las historias de las nanas de sus adoradas niñas, lo que habla bien de la relación tan cercana que ha logrado con ellas, especialmente en esa delicada labor de criar a sus hijas.
Para dar una buena idea del libro, puede ser interesante transcribir parte de lo que dice su contraportada, especialmente en lo que respecta a tratar de encasillar este raro ejemplar. Dice textualmente: "es el diario íntimo de un prisionero de sus propias dudas y tormentos, el cuaderno de bitácora de un viajero perezoso, la radiografía de un hombre confundido. Un libro que conmueve por su impudicia y su ternura, por lo que se atreve a contar y lo que no puede callar".
Y esto es completamente cierto, ya que se trata más bien de un diario en que nos cuenta toda su vida, desde momentos de gran dolor -la difícil relación con sus padres- hasta las aventuras más alocadas que divierten gratamente.
Hay que confesar que, aunque muy fácil de leer, aburre un poco, sobretodo por lo reiterativo del estilo. Es como que se repite indefinidamente el mismo tipo de humor, la misma situación, lo que quita la sorpresa, tan importante en una obra literaria. Pero también hay que confesar que entrega buenos momentos, algunos chascarros son notables, otros parecen sacados del surrealismo, pero hay que admitir que las cosas más alocadas suceden en este extraño mundo. Notables algunas de sus múltiples definiciones personales (cómo es, qué le gusta, por qué es un imbécil, etc.) y/o condiciones morales y de urbanidad que exige para, por ejemplo, ser su amigo.
En síntesis, reiterando el concepto deslizado al comienzo, se trata de una obra prescindible, que sin embargo entretiene de buena gana al principio, decayendo sobre el final al no presentar mayores novedades. Cuento aparte es si creemos o no todo lo que cuenta en el libro. Por mi parte, estoy más cerca de creerle.

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