sábado, 28 de enero de 2006

Mis cinco manías

He aquí mi respuesta a la amable invitación de Elisa de Cremona para que revelemos nuestras manías, sin antes incluir las reglas de este pequeño juego-cadena, copiadas desde su blog:

"El primer jugador (fijo que fue algún bicho raro que se sentía sólo en su mundo de maniático y necesitaba confirmar si había más ociosos como él) de este juego inicia su mensaje con el título "5 extraños hábitos tuyos". Las personas que son invitadas (el resto de los maniáticos que deambulan por la red) a escribir un mensaje en su respectivo blog a propósito de sus extraños hábitos, deben también indicar claramente este reglamento (por si alguien es lento y le cuesta entender de qué se trata la cosa). Al final, tienes que escoger a 5 nuevas personas (eso para hacer amigos o para joderse a un enemigo), listándolos con los respectivos links a sus blogs. No olvides dejar un comentario en los blogs de tus víctimas, diciendo algo así como: "Has sido elegido" y los invitas a leer el tuyo."

Ahora mis manías -extravagancia o preocupación caprichosa por un tema o cosa determinada; según la Real Academia de la Lengua- (por suerte no me preguntan por mis obsesiones, pues me vería en problemas) que se pueden contar aquí son las siguientes:

Andar siempre y en toda ocasión con un libro bajo el brazo. No puedo salir sin "mi libro", tengo que estar leyendo alguno siempre y lo llevo a todas partes. Me siento desnudo sin él y las personas que me conocen se extrañan si me ven sin alguno.

Prender, a la hora que sea, el TV en los canales del deporte (especialmente ESPN). El noticiario deportivo Sport Center es una verdadera manía en mí. Lo veo siempre que puedo y como lo repiten a distintos horarios nunca dejo de ver los goles de las ligas europeas más importantes. Total, la tele se apaga sola después que la abandone en los brazos de Morfeo.

Ver con mi hijo mayor Los Simpson e identificarnos con Homero; él en su moral (amoralidad mejor dicho) tan característica y yo en su aspecto, cada vez más gordo y pelado. Hemos visto casi todos los capítulos y nos reímos una y mil veces de las peripecias de Homero y Bart. Nos entretienen más los capítulos viejos que los nuevos, al tener la certeza que nos sorprenderán nuevamente sus aventuras geniales.

La Coca Cola ligth. Esa sí es una manía, que cae ya en la obsesión. No puedo estar sin ella. Hasta las piscolas (pisco -aguardiente de uva nacional- con cocacola, para los que no la conozcan) tienen que ser con Coca ligth. No es sólo por tomar menos calorías, que sí me importa, es que ¡me encanta!

Y por último, no soporto que desordenen el diario al leerlo, que lo arruguen o le saquen hojas. Me gusta leerlo ordenado, en su orden correcto -no soporto que lo empiecen de atrás hacia adelante- ni prestar secciones que luego leeré. Es una rutina sagrada, sobre todo en vacaciones, la lectura del diario, pero debe ser en orden.

Ahora mi venganza: paso este juego-cadena a las siguientes cinco víctimas: Yvette (La Libélula); Angelita; Shidi!; CG; Indianguman.

domingo, 22 de enero de 2006

París en el Siglo XX

He leído hace unos días esta obra -descubierta fortuitamente en el año 1994- de Julio Verne y me vino a la memoria toda la expectación que se creó en torno a ella a mediados de la década pasada. Curiosamente el manuscrito de este título fue rechazado por el famoso editor parisino P.J. Hetzel, por el año 1863, aduciendo entre otras razones que nadie creería lo que profetizaba ese genial autor para la capital francesa en los lejanos años de 1960.
Y la verdad, es que la imaginación de Verne en esta, su primera novela de anticipación, nos asombra con aciertos increíbles, como el Metro, el fax, unas especiales calculadores electrónicas, caneles y túneles artificales que unen ciudades, etc., aunque se queda muy corta en temas demográficos y de contaminación, pero igualmente admirable por ese poder de anticiparse a inventos y desarrollos tecnológicos que era muy difícil preveer en los años del 1860.
Pero también es cierto que entre las consideraciones para denegar su publicación hay algunas que tienen que ver con la técnica literaria y la calidad misma de la obra que son absolutamente entendibles y que las comparto, pues evidentemente hay debilidades en la novela -especialmente en la construcción de los personajes, en la trama en general y en el final en particular- lo que no quita que como documento histórico la publicación de esta novela se justifique por si sola.
Mi parecer es que habría ganado mucho si Verne le hubiera hecho caso a su editor y la hubiera revisado posteriormente. En efecto, Verne murió en el año 1905 y la fecha de datación aproximada de esta novela es 1862-1863; por lo tanto, dicho autor tuvo más de cuarenta años para corregirla y revisarla y el hecho que no lo hiciera me hace pensar que tampoco quedó muy contento con ella. Pero esto es otra discusión.
Ahora bien, la novela se centra en la complejidad de ese futurista París del año 1960, en que reina sin contrapeso la ciencia y la tecnología en desmedro de las artes y todo lo relacionado con el humanismo. Los artistas no tienen cabida en esa sociedad, no se lee nada que no diga relación con tecnología y ciencia pura, la música, la pintura, las artes escénicas no son como las conocemos sino que son meros instrumentos para propagar y engrandecer más las virtudes de la tecnología. La competencia a todo nivel -llamado estilo norteamericano en el libro, lo que es un acierto- deshumaniza las relaciones interpersonales. El dinero es la medida de todo (como hoy) y quien no lo tiene o no tiene una profesión digna (el protagonista desea ser un escritor) es un inadaptado social y castigado como tal. Michel, que así se llama el protagonista, intenta luchar contra este estado de cosas, ayudado por unos pocos idealistas como él, aunque más realistas, pero se encuentra con la dura realidad de ese París insensible.
En resumen, una interesante novela, que hay que leerla con la perspectiva que se merece, dándole el crédito de anticiparse convenientemente al desarrollo tecnológico futuro. De más está decir que Julio Verne es autor de innumerables obras de ciencia ficción, entre las que conviene recordar aquí "Cinco semanas en un globo", "Viaje al centro de la Tierra", "De la Tierra a la Luna" y "Veinte mil leguas de viaje submarino".

miércoles, 18 de enero de 2006

Historias de fútbol

Entre los regalos navideños de muchos fanáticos del fútbol debe haber estado el libro "Historias secretas del fútbol chileno", de Juan Cristóbal Guarello y Chomsky, seudónimo del periodista Luis Urrutia O'Neil, una obra que ha tenido bastante éxito (entre los libros de no-ficción más vendidos en Chile desde hace varios meses), tanto que en mis manos cayó una segunda edición de diciembre del año pasado.
Ahora bien, quienes gustamos de este deporte conocemos muchos detalles de nuestro fútbol, guardamos imágenes y recuerdos imborrables. Por mi parte, algunos clásicos Colo Colo-U. de Chile de los años '80 son recuerdos entrañables -las victorias colocolinas por supuesto- y el estadio lleno de banderas blancas y unas pocas azules en el recodo sur del Nacional quedarán siempre en mi memoria. Pero el hecho más importante de la historia futbolística nacional -a nivel de clubes- no está citada en esta obra. Me refiero a la obtención de la Copa Libertadores por Colo Colo en el año 1991, campaña que seguimos íntegra con mi familia en el Estadio Monumental, incluida la gran final con Olimpia, en junio de ese año.
No está. Este acontecimiento no aparece en el libro de Guarello, quien para esa época tenía 22 años y debe haber vibrado con ese inolvidable Colo Colo de Yañez, el gran Barti, Dabrosky, Martínez, Morón, Garrido, Herrera, Pérez, etc.
Sin embargo, se destinan capítulos a Colo Colo '73, al Ballet Azul, al Mundial del '62, a las eliminatorias mundialistas del '77, al escándalo de los pasaportes falsos de la selección juvenil del año '79 y a la participación chilena en los mundiales de 1974 y 1982, entre otros hechos destacados del balompié nacional.
También quedó fuera el episodio más vergonzoso -y ha habido hartos en Chile protagonizados por el fútbol- del que se tenga recuerdo: el caso del Cóndor Rojas y su autocorte con bisturí en el Maracaná por las eliminatorias del '90, que le costó una dura sanción a todo el fútbol chileno. Junto con la ausencia de Colo Colo '91, creo que son los hechos que más se echan de menos en este libro, suerte de investigación periodística.
Pero no he dicho nada respecto del libro, no he dado ninguna opinión. Mejor me la guardo. Como lectura rápida y desinteresada, está bien. No resiste mucho análisis. Si alguien ha escuchado hablar a Guarello en sus comentarios televisivos, puede estar seguro que no escribe mejor de lo habla, o dicho de otro modo, escribe igual que como habla, con palabras algo rebuscadas y/o pasadas de moda que poco aportan, y de estilo, ni hablar.
Criticable también lo de "secretas" de esas historias, archiconocidas todas, con algún que otro detalle que no conocía. De investigación periodística hay bien poco; se funda más en el chismorreo -usando una palabra "guareliana"- que en otra cosa.
El estilo de Chomsky es más acabado. Mejor contador de historias, pero con menor espacio en el libro (sólo dos capítulos son suyos, el resto de Guarello). Tampoco es gran aporte en cuanto a contarnos algo nuevo.
En síntesis, un libro prescindible, que no será recordado por mucho tiempo, recomendable sólo para fanáticos del fútbol y para los nostálgicos de la selección mundialista del '62, ya que esta gesta ocupa gran parte de las 290 páginas del libro.

sábado, 7 de enero de 2006

Cuero de diablo

En Navidad recibí un regalo muy especial. Como Diego, mi hijo menor siempre me ha visto con un libro en la mano, me regaló este libro de cuentos de Guillermo Blanco, autor chileno de la llamada Generación del '50, periodista destacado (Premio Nacional de Periodismo 1991) y recordado columnista de numerosos medios escritos. Entre sus novelas más importantes destaca "Gracia y el forastero", hermosa obra que leí en mi primera juventud y que recuerdo que me marcó profundamente. Fue como un despertar a esos sentimientos amorosos que tanto nos afectan en esos años.
También imborrable es el cuento "Adios a Ruibardo" que leímos en la enseñanza básica, en esas eternas clases de Castellano (no Lenguaje, como se llama ahora). Es autor de innumerables obras más, cuentos y novelas, con un estilo muy limpio, claro y atrayente.
Cuero de diablo es un volumen francamente entretenido; una colección de cuentos ambientados en pueblos rurales perdidos en donde la viva transcurre a otra velocidad y con otras preocupaciones. Se inicia no con un cuento propiamente tal, sino que con una novela corta, "Misa de Requiem" que narra todo el horror de un cura de pueblo que sabe que va a morir -mientras dice su misa- a manos de "El Negro", delincuente que ya mató al padre y los hermanos del cura cumpliendo una venganza que el tiempo no logró aplacar. Logra una atmósfera realmente inquietante, uno se compromete con el sufrimiento del curita de tan vívido que es el relato. Excelente y cautivante. Por lo demás, este personaje de "El Negro" recorre la mayoría de los otros cuentos, ya como leyenda que atemoriza a los pobladores, ya como activo participante de otros cuentos.
La dignidad y simpleza del hombre de campo, el salvajismo de algunos, la pureza de otros, se ven muy bien reflejados por la certera pluma de este autor, mostrándonos notablemente una parte casi siempre olvidada de nuestro Chile.
Aunque orientados a un público más juvenil -me imagino que será un texto obligatorio en nuestros colegios- recomiendo entusiastamente estos cuentos, que se dejan leer fácilmente y dejan un muy buen gusto, ideales para estos días veraniegos.

domingo, 1 de enero de 2006

El huerto de mi amada

Antes de nada quisiera desearles a todos un muy feliz año nuevo, pródigo en salud y trabajo, y que éste se convierta en el año en que se hagan realidad sus más caros anhelos. Felicidades.

El "huerto de mi amada" es una delirante novela de Alfredo Bryce Echenique, autor peruano del que ya he comentado en esta bitácora y que me agrada mucho. Tiene un lenguaje y un estilo tan particular y a la vez con tanto humor que no pocas veces me arrancó carcajadas. La lectura de esta novela me recordó Permiso para vivir, sus antimemorias, en las que recuerda toda su creación literaria y por supuesto la novela que estoy comentando.
Carlitos Alegria es el entrañable protagonista de esta novela, un joven peruano de clase alta, muy devoto, muy bueno y confiado, y con una característica que lo hace ser muy especial: muy despistado, muy, pero muy distraído, no se entera de nada de lo que pasa a su alrededor, confunde los nombres, se tropieza con todo, en fin, vive como en otro mundo, siempre feliz y despreocupado, con el único fin de ser dermatólogo como su padre y abuelo, eminencias en la materia.
Pero sucede que en una de las tantas fiestas que hacen en su casa, embrujado por la canción Siboney que la hace repetir muchas veces, se enamora locamente de Natalia Larrea, una mujer 16 años mayor que él, muy rica y deseada por los principales prohombres de la alta sociedad peruana, divorciada, además, y descendiente de virreyes y presidentes peruanos, quien le corresponde locamente también su amor, creando un gran escándalo en la fiesta, con peleas incluidas, que los obliga a huir y refugiar su amor en un pequeño oasis de Natalia, a las afuera de Lima, al que Carlitos -a la sazón con diecisiete años- llamó "el huerto de mi amada".
Estalla gran escándalo en toda Lima, los padres de Carlitos están en contra de ese amor, pero los dos amantes siguen juntos contra viento y marea, viviendo mil alocadas y sabrosas aventuras, con Carlitos tratando de hacer una vida normal -yendo a estudiar donde unos mellizos de antología, los arribistas hermanos Cespedes Salinas, huérfanos de padre, que se acercaron a Carlitos sabiéndolo volado para estudiar y asegurar su ingreso a medicina y además conocer a las hermanas menores de éste, con evidentes intenciones que sólo Carlitos no veía- y Natalia preocupada de los detalles para que su hombre-niño no se preocupe de nada.
Una espléndida novela; muy entretenida es la forma en que el autor refleja el alocado pensamiento, y distraído al máximo, del protagonista, en que se convinan nombres, frases, hechos, en un texto muy divertido y ameno. La recomiendo para las vacaciones que se avecinan, no se arrepentirán de leerla.