sábado, 21 de octubre de 2006

Inés del alma mía

Isabel Allende tiene una enorme gracia: casi todo lo que escribe se transforma en un best seller, lo que evidentemente es meritorio; ahora que la calidad de la obra vaya de la mano con el gusto popular es otro cuento.
Siempre tendrá sus incondicionales que deborarán sin más cada una de sus novelas, tampoco faltarán los que se resisten a leerla por restarle méritos literarios. En mi caso, debo confesar que me entretiene, he leído casi toda su bibliografía y en estas mismas páginas he comentado varias de sus obras, lo que no significa que sea crítico de su particular estilo, que muy bien se refleja en esta historia novelada.
Esta, su última novela, del año, cuenta la historia de Inés Suárez (o Inés de Suárez como la conocemos desde el colegio), un personaje sin duda subvalorado por la historia de Chile y España, de acuerdo a lo que nos relata la autora, la que se basó en importantes fuentes históricas para dar un mayor sustento a las épicas aventuras de Inés Suárez y los conquistadores españoles en su lucha con el aguerrido pueblo mapuche.
Un apunte, por la acabada descripción de la época, las costumbres y los hechos, la cultura e imaginario mapuche, esta obra debería ser lectura obligada en la enseñanza media en Chile, no sólo en Lenguaje sino que en Ciencias o Historia de Chile como se llamaba en mi tiempo esa asignatura.
Isabel Allende es maestra en contar historias, eso hay que reconocerlo, sus detalladas descripciones nos trasladan a la misma escena que relata y nos hace sentir estar cabalgando junto a Pedro de Valdivia cuando cruzaba el desierto o cuando emprendía una de sus aventuras. Como toda historia que se respete, ésta nos cuenta del gran amor entre ese destacado conquistador y esa humilde costurera extremeña, doña Inés, que viaja a América en busca de su marido.
América, como no, era un poderoso imán para aventureros que esperaban enriquecerse y volver a España convertidos en grandes y poderosos señores. Eso esperaba el esposo de Inés, quien parte al nuevo mundo como tantos otros, y como muchos, no logró ni fama ni fortuna y encontró la muerte. Inés en su peregrinar por América -siguiendo vagas noticias de su marido- cruza su destino con Pedro de Valdivia y lo acompaña en su tarea de fundar el Reino de Chile, para continuar y terminar el sueño de Diego de Almagro, caído en desgracia y asesinado por Francisco Pizarro en Perú.
Impresiona conocer pequeños detalles (recordad que hablamos de los primeros años de la conquista, 1540 a 1553) que perduran hasta hoy, cómo se forja la identidad chilena, mestiza; la altivez de los mapuche (la autora explica por que no se usa el plural al referirse a los mapuche, lo que hago también aquí), su ancestral característica -reconocida por los conquistadores- de ser flojos y buenos para tomar; términos y palabras que nacieron de la comunicación compleja entre españoles y mapuche que usamos usualmente hoy en día, etc., todo lo cual es un mérito de la investigación de Isabel Allende.
En resumen y para no alargarme más, es una novela entretenida, amena, se lee muy rápido, pero deja la impresión de leer una y otra vez lo mismo, escribe igual -de bien o mal según se quiera- todas sus novelas, su adjetivación es repetida y párrafos enteros se podrían llevar de una novela a otra sin siquiera notarse, lo que le quita frescura a su pluma.