miércoles, 27 de agosto de 2008

Cuentos inolvidables, según Cortázar

Este libro de cuentos -regalo de mi hermano en mi cumpleaños- reune nueve relatos que de una u otra forma maravillaron a Julio Cortázar, el gran escritor argentino. La selección, realizada de acuerdo a citas directas de Cortázar con ocasión de charlas, seminarios o ensayos de ese autor respecto del cuento como género, contiene además un pequeño estudio de los mismos, a cargo de Soledad Quereilhac y una transcripción de una charla del mismo autor, muy interesante, denominada "Algunos aspectos del cuento".

Como primera aproximación, sólo la lista de los autores de los cuentos inolvidables para Cortázar impresiona. Borges, Truman Capote, Tolstoi, Edgar Allan Poe, entre otros, dan una formidable fuerza a esta antología, que de seguro cautivará a los amantes de los cuentos.

Cortázar se pregunta qué hace inolvidable a un cuento; difícil me parece encontrar una respuesta única e universal, es un tema muy personal, entra a tallar toda la historia que uno lleva consigo, sus preferencias y apetencias, en fin, la individualidad de cada uno juega un papel fundamental. Por de pronto, no todos los cuentos de este volumen los tendría por inolvidables, algunos sí, por supuesto, otros ni siquiera tienen los méritos para estar aquí -desde mi punto de vista evidentemente- aunque ciertamente todos tienen sus méritos. Pero basta de tantas palabras y pasemos a hablar de los cuentos, lo importante, con sus respectivos enlaces para que los puedan disfrutar.

Parte esta obra con el relato "El puente sobre el río del Búho", de Ambrose Bierce. Interesante tema, bien escrito, pero no me dejó un gran sabor. Trata de los últimos momentos de vida de un condenado a la horca y su ilusión de escapar de ese macabro destino. No entra en mi categoría de inolvidables. El cuento que sigue, "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", de Jorge Luis Borges, es sencillamente genial. En alguna otra oportunidad ya había hablado de él (cuando leí un libro de cuentos de dicho autor) pero como siempre pasa con Borges, todo lo que se diga del cuento será poco y no le hará bien a éste. Sólo hay que leerlo y disfrutarlo. Este es un excelente ejemplo de esa exquisita forma de escribir de este grande de las letras universales.

Luego viene uno de los que más me gustó: "Un recuerdo navideño", de Truman Capote. Emociona. Es una conmovedora historia de amistad, de amor, de las cosas sencillas de la vida. Evocadora de tiempos pasados. Imperdible y entra por supuesto en la categoría de inolvidables.

En vista que me estoy extendiendo más de lo conveniente, sólo citaré a los cuatro siguientes, que si bien son muy interesantes, no los categorizaría como inolvidables. Estos son, en el mismo orden que aparecen, los siguientes: "Conejos blancos", de Leonora Carrigton; "La casa inundada", de Felisberto Hernández; "Éxtasis", de Katherine Mansfield (el mejor de este grupo, según mi parecer), y "Un sueño realizado", de Juan Carlos Onetti.

Termina esta antología con dos cuentos espléndidos: "William Wilson", de Edgar Allan Poe, y "La muerte de Iván Ilich", de León Tolstoi. Ambos realmente inolvidables, muy bien escritos y ambientados. Verdaderas obras maestras de este género. Los recomiendo especialmente.

sábado, 2 de agosto de 2008

Fragilidad

Pablo Illanes, joven talento nacional (periodista, guionista y escritor) escribió ésta, su segunda novela en el año 2004. Probablemente sea aún más conocido por las teleseries -Adrenalina, Playa salvaje, Machos y Alguien te mira, por nombrar las más exitosas- que por su obra literaria, lo que quizá le juegue algo en contra en relación a sus novelas, pues al leer "Fragilidad" se tiene la sensación que las escenas se suceden tal como en la televisión. Bueno o malo, cada uno tendrá su opinión.

Ahora bien, "Fragilidad" es una muy interesante novela, entretenida, cercana (se ambienta en los años '80 y '90 del siglo pasado -suena raro decir eso- donde todo nos es tan familiar), que pasa revista a la historia de Monserrat Lecaros, una chica de familia acomodada, conservadora, con una madre posesiva insufrible y que padece graves trastornos siquiátricos (agorafobia entre otros).

La protagonista decide, luego de varios años viviendo en Nueva York y sometida a terapias en una exclusiva institución que atiende crisis de pánico y otras alteraciones similares, volver a Chile lo que se convierte en la puerta de entrada para conocer toda la historia de Monserrat, sus años de colegio, su relación con Loreto -su mejor amiga de esos años-, su noviazgo y posterior matrimonio con Marcial, el nacimiento de sus hijos, sus primeras crisis, las tragedias que la llevaron a abandonar todo. En fin, su llegada además de abrir viejas heridas no augura momentos calmos y, cual telenovela, los hechos se suceden de manera de complicar todo aún más.

Fragilidad, un muy buen adjetivo para describir a Monserrat. El no tener control de las emociones, de las circunstancias que nos rodean, de nuestras reacciones. La certeza de ser frágil como una hoja al vaivén del viento, cuando despertar ya se convierte en una tarea dura y extenuante, cuando la tranquilidad y la confianza descansan en un pequeño dispensador de drogas y calmantes, la vida se mira con resquemor, con miedo. Todo eso y más le pasa a Monserrat.

El autor consigue darle un buen ritmo a la novela. Cuenta bien la historia de Monserrat, la ambienta adecuadamente (confieso que me da gusto leer novelas de esos años, en que era un lolo, y recordar hechos y circunstancias que viví. Estoy convertido en todo un viejo) y su lectura entretiene, y bastante.