sábado, 31 de enero de 2009

Tomás Emilio

Sólo hace una semana que lo he podido tomar en brazos, 7 días en que ha tenido que respirar por sus pulmones, tomar leche (materna y de la otra), llorar poquito y dormir mucho. Hace sólo una semana que nació Tomás Emilio, el 24 de enero en la madrugada (0:59 hrs.), pesando más de 4,2 kilos, grande como sus padres, con 54 cm. de altura. Con unas manos grandes de dedos largos y unos ojitos muy vivos y lindos, que miran sin ver aún pero que transmiten mucha ternura y amor.

Aunque aún no recupera todo su peso, se ve cada día más grande, más rellenito, sonríe mucho (lo que sin duda son muecas provocadas por chanchitos o cólicos, se ve muy lindo sonriendo) y responde a las torpes canciones de cuna que le canto, quedándose quietito mientras lo mezo en mis brazos.

La mamá, Katia, cada día se siente mejor, muy pero muy feliz de acariciar y mimar a Tomito, trabajando sin descanso en los cuidados propios de un recién nacido, recibiendo agradecida la poca ayuda que le puedo brindar.

Todos felices con Tommy. Los abuelos chochos, sus hermanos muy contentos y felices con la esperada llegada de Tomás, aunque Diego no lo ha podido conocer personalmente, pues sigue de vacaciones por el sur. Sí lo ha visto por las fotos que subí en Facebook y por videochat. Está muy ansioso de verlo. Gabriela, en tanto, lo tiene cerca desde su llegada a la casa y se ha portado muy bien, dándole mucho cariño a su hermano chiquito.

Se despierta como un relojito para sus papas, primero se mueve mucho -queda atravezado en la cuna- y luego empieza a alegar un poco. Cuando llega la hora, mueve su cabecita de lado a lado buscando su tetita, hasta que hay que tomarlo en instalarlo. No es fácil que comience a mamar, pero cuando lo logra toma su ritmo y no hay quien lo pare por los próximos 25 a 30 minutos hasta que el sueño lo vence. Luego, toma su relleno y queda lona, hasta que todo el proceso se repite a las tres horas.

Feliz con la llegada de mi tercer hijito biológico. Gonzalo, mi primogénito, todo un hombre de 20 años, ya en tercer año de ingeniería; Diego, con 12 añitos, es un niño aún, lleno de magia y amor, y ahora Tomás, de sólo unos días, completa de trilogía de varones. ¡Falta sólo uno para el equipo de babyfútbol!

jueves, 1 de enero de 2009

El misterio de las Tanias

El reconocido economista chileno y académico de renombradas universidades nacionales e internacionales Sebastián Edwards incursiona con ésta su primera novela en el mundo literario de ficción y el resultado lo debe haber dejado satisfecho. Al menos a mí me entusiamó y entretuvo bastante, aunque algunos reparos estilísticos me merece, según explicaré más adelante.

Hay que reconocer en todo caso que la historia es potente -se me pegó esa muletilla del Ministro Velasco- ingeniosa y bien entramada, estando aquí el mayor mérito, a mi juicio, de Edwards pues mezcla acertadamente hechos históricos que nos han marcado a todos los latinoamericanos con una trama cargada de intrigas, traiciones, secretos y espías, dando como resultado una novela entretenida, amena y fresca en su contenido.

Pero vamos a la historia. Todo comienza con un extraño asesinato. Bobby, el amigo de toda la vida del protagonista -un profesor universitario chileno radicado en EE.UU., culto, de muy buen pasar, conocedor, con estilo (queda siempre claro que uno escribe desde su experiencia, pues este profesor no es extraño que se parezca a Edwards), inteligente- es encontrado muerto en extrañas circunstancias en Colombia, un crimen no aclarado y que para el protagonista tiene supuestamente su origen en las "Tanias", una teoría que el propio Bobby le había contado tiempo atrás sobre unas supuestas espías preparadas por los cubanos para infiltrar las altas esferas políticas y económicas de los países latinoamericanos, en los tiempos del Che Guevara y Fidel Castro.

Así, haciéndose la convicción que Bobby murió por investigar ese asunto, recibe el encargo de la hermana de éste para que busque que fue lo que realmente pasó con su amigo, tarea a la que se entrega, no sin considerar que es un error, sin saber que se estaba metiendo en un tremendo embrollo, tarea para la cual no está obviamente preparado, que lo llevará por varios países del mundo y que le costará más de alguna golpiza y muchos malos ratos.

Sin embargo, con tesón, deducción e ingenio -y la ayuda de varios ex espías cubanos y otros ex revolucionarios de esas épocas- se empieza a meter cada vez más en esa apasionante historia, hasta resolver casi todos sus enigmas, que incluyen la activación de las Tanias y el eventual rescate de un multimillonario tesoro.

Es encomiable el rigor histórico de la novela, la profusión de datos y episodios de esos convulsionados tiempos, pero quizás en esto radica una debilidad de la novela, producto a mi juicio del rigor académico del autor, pues tiende a repetir en demasía hechos y situaciones ya pasadas, tal como si estuviera frente a una clase de sus alumnos menos aventajados. Este punto es a mi juicio uno que debería pulirse, aunque es un detalle fruto de mi apreciación personal. En todo caso, no le quita el sabor a la novela, que igualmente es muy atractiva y recomendable.