sábado, 27 de junio de 2009

Elogio de la madrastra

Muy buena novela de Mario Vargas Llosa, el famoso escritor -y político también podríamos agregar- peruano, escrita el siglo pasado, allá por el año 1988, considerada su primera novela erótica.

A las virtudes propias de la prosa de Vargas Llosa, se le agrega una mezcla muy bien lograda de imágenes y palabra, pues las aventuras eróticas de los protagonistas se recrean en las pinturas famosas que matizan y encienden los juegos y deseos de aquéllos.

Doña Lucrecia, segunda esposa del viudo don Rigoberto, es una bella y sensual mujer, entrando de muy buena forma en los cuarenta años. Una sola preocupación perturba su felicidad plena: que el hijo de don Rigoberto, Fonchito de 12 años, la quiera y acepte como su madrastra y no la vea como una usurpadora. Y todo parece ir de maravillas, cuando en su cumpleaños recibe muestras de que se ha ganado el corazón de Fonchito.

Pero cuando todo parece perfecto, el inocente y angelical Fonchito hace de las suyas. Espía a doña Lucrecia para verla desnuda, amenaza con matarse pues ésta lo comienza a tratar con indiferencia por esos hechos, hasta que consigue sus oscuros propósitos. ¿Premeditado? ¿Angel o demonio? Cada cual saca sus propias conclusiones.

El caso es que el niñito de los rizos dorados escribe para su colegio un texto que él llamó "Elogio de la madrastra" y se lo lee a su papito -don Rigoberto- para que le de su opinión y lo corrija, llegado el caso, todo inocentemente. Empero, en ese tierno relato deja al descubierto las singulares relaciones con su madrastra, desencadenando toda una serie de acontecimientos no previstos por doña Lucrecia.

Genial relato de Vargas Llosa. Tanto le gustó el tema y sus personajes que publicó tiempo después "Los cuadernos de don Rigoberto", novela que también leí y de la cual guardo gratos recuerdos.

domingo, 14 de junio de 2009

Las obras infames de Pancho Marambio

Este es el curioso título de la última novela que leí, del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique. Había leído varias novelas de este autor, que me entretiene en general bastante, pero ésta no me convenció en absoluto. Y si terminé de leerla es porque comenzar un libro y no terminarlo es como no cumplir una promesa, es para mí una deslealtad, sólo rota una vez.

Pero no se crea que es un bodrio, por ningún motivo. Tiene sus buenos momentos, característicos de Bryce Echenique, que maneja muy bien el humor y las situaciones jocosas, la tragicomedia podríamos decir, empero, desde mi punto de vista, la trama no es lo suficientemente robusta como en otras de las entregas de este escritor, como por ejemplo "El huerto de mi amada" o "Permiso para vivir", ambas comentadas en este blog.

Vamos al grano. Un exitoso abogado peruano decide retirarse y recalar en la cosmopolita Barcelona, con la intención de recorrer Europa sin prisas y vivir tranquilo, sin la necesidad de trabajar. Bienvenido Salvador Bienaventura es su peculiar nombre y decide comprar un piso o departamento, con las comodidades inherentes a un hombre de su clase y su fortuna. Sin embargo, esa aparente simple tarea y la de arreglarlo y alhajarlo para sus pertenencias y gustos se convertirá en su peor pesadilla, gracias a su amigo, Pancho Marambio, un hombre ruin, mentiroso y aprovechador, que no sólo hará trizas el piso recién comprado sino que la propia vida del protagonista.

Resulta que Bienvenido Bienaventura proviene de una familia que ha sido destruida inmisericordiosamente por el flagelo del alcohol. Pero él logró -hasta sus 54 años y el citado evento- permanecer ajeno a ese vicio que mató a toda su familia. Sin embargo, por obra y gracia del famoso Pancho Marambio -un chanta de la peor especie, de los cuales nos topamos a cada momento en nuestro diario vivir- y de su propia porfía, se deja llevar por la bebida cayendo directamente al despeñadero.

De ahí en más el lector participa de la tragedia de Bienvenido Bienaventura. Desaparece del mapa el mentado Pancho Marambio tan rápido como la dignidad del pobre protagonista, quien termina en una clínica siquiátrica.

Poco y nada más que contar. No me gustó en definitiva. Me hizo tomar enseguida un libro de Vargas Llosa, que promete mucho más.