Hace poco empecé una relectura del "Aleph" de Jorge Luis Borges, debido a un comentario que me deslizó mi madre en el sentido que Borges, con su erudicción, hacía perder frescura a los cuentos de ese libro. Y pues cual sería mi sorpresa que me pareció lo mismo y no conseguí terminarlos, sin dejar de leer El Aleph que me encanta.
A raíz de este pequeño episodio quise reivindicarme con Borges y encontré en mi casa este "Manual de Zoología Fantástica", segunda edición -bellamente ilustrada- de 1984 (reimpresa en 1990) de este libro originalmente escrito en 1957 por dicho autor y Margarita Guerrero.
Este libro -segunda colaboración entre ambos escritores, luego de "Martín Fierro"- pretende ser, tal y como Borges lo expresa en el prólogo, la primera obra en su género. El Islam y la Cábala, la literatura china, la epopeya babilónica, los clásicos griegos y latinos, la Edad Media y el Renacimiento son algunas de las fuentes de que se sirven los autores en su descriptivo recorrido por el bestiario de la imaginación que reúne entre muchos otros al Minotauro, la Sirena, la Quimera, el Dragón, el Basilisco, el Cancerbero, el Ave Fénix, el Grifo, el Golem, el Simurg.
Algunas de las leyendas que describen a estos animales imaginarios son realmente muy bellas. La primera de ellas se refiere a un animal llamada "A Bao A Qu" que revive cuando un viajero sube por la Torre de la Victoria. Y sólo revive completamente cuando al llegar a la cumbre el hombre al cual se apega es evolucionado espiritualmente. Según la misma leyenda, sólo una vez en todos los siglos el A Bao A Qu ha llegado a la perfección.
Otra igualmente bella nos relata sobre los seres de los espejos. En tiempos pasados el mundo de los espejos y el de los hombres estaba comunicado, pero a raíz de la invasión de los primeros, éstos fueron condenados, por el Emperador Amarillo, a meros reflejos serviles de los hombres. Así, cada vez que nos vemos en un espejo, el reflejo lo producen estos seres condenados a esa labor.
Para finalizar, es importante acotar que este texto se titula también "El libro de los seres imaginarios" en algunas ediciones, sin cambio alguno respecto del original.