domingo, 29 de marzo de 2009

Las piadosas

Otra novela con el sello propio de Federico Andahazi, escritor argentino -psicólogo de profesión- con varias obras a su haber en las que mezcla convenientemente y a dosis altas en ciertas ocasiones, hechos y personajes históricos con situaciones improbables matizadas con humor negro, que funcionan magníficamente. De él he leído "El Anatomista", su primera novela y "La ciudad de los herejes", las dos muy interesantes, las que se han anclado en mi memoria, signo de que algo tienen.

"Las piadosas" es una novela gótica con todas sus letras, que recrea hechos increíbles y espléndidamente narrados, ocurridos en la Europa de fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, que traspasan a toda la intelectualidad de la época, pasando por los más influyentes e importantes escritores franceses e ingleses de esos años. Comienza la historia cuando un grupo muy peculiar llega a Villa Diodati, en Ginebra, en los faldeos de Los Alpes suizos, sitio al que solo se llega cruzando el lago Leman que lo circunda. En dicho grupo venían Lord Byron, Percy y Mary Shelley (autora de Frankenstein o el moderno Prometeo), Claire Clairmont y John Polidori, el secretario personal de Lord Byron y quien se transforma en el personaje central de la novela.

Está documentado que en el verano del 1816 ese conspicuo grupo alquiló Villa Diodati -ver los enlaces- pero Andahazi va más allá y describe la relación de Polidori con su Lord y la envidia como motivadora de sus actos. Polidori era un joven doctor en medicina con ciertas inclinaciones literarias, que soñaba con escribir una obra que le trascendiera y le ganara el respecto de Lord Byron, el que lo humillaba constantemente.

Al llegar a Villa Diodati, John Polidori recibe una misteriosa correspondencia, en un llamativo sobre negro lacrado, donde le cuentan una increible historia y cómo el podía ser partícipe llegando a cumplir su sueño de ser padre de una obra magistral. La remitente es un adefesio humano, un monstruo oculto del que nadie o casi nadie conoce su existencia, hermana de dos bellas actrices -gemelas idénticas- ya caídas en desgracia, pero que tiene particularidades impresionantes, que es mejor que descubran en la lectura de la obra.

El selecto grupo disfrutaba de la disipada vida de esa época, excluyendo casi de toda actividad a John Polidori, hasta que una noche Lord Byron decide invitar a todos a escribir una pequeña historia a ser leída en unos días más, ocasión en que John Polidori se presenta con la obra que le entregó Annette Legrand, que así se llamaba ese ser espeluznante escondido del mundo. John Polidori llega confiado al encuentro y comienza a leer "su obra" sin más, "El Vampiro", terminando con el asombro de todos y con Lord Byron y Percy Shelley arrojando sus propios escritos al fuego ante la magnificencia del escrito del doctor Polidori. Sólo Mary Shelley leyó el suyo (Frankenstein) pero sin que John Polidori la oyera, pues se había ido a su habitación, gozando de su triunfo.

Alentado por esa sensación única intenta que su cómplice le entregue más obras, ampliando el trato al que habían llegado, pero la suerte no le sonríe esta vez, precipitándose los acontecimientos de manera inesperada y con toques de humor geniales, que no puedo revelar para no contar más detalles de la novela.

En síntesis, una obra que sorprende, que entretiene mucho y que recomiendo sin reparos.

jueves, 5 de marzo de 2009

El resto es silencio

Maravillosa novela de Carla Guelfenbein, triste, desoladora, pero espléndida. Los sentimientos más profundos se ven remecidos por esta historia, la de Tommy, pero a la vez lo es también de tantos y tantos seres solitarios, excluidos, diferentes, que experimentan ese sordo dolor propio de la incomunicación.

La historia es muy fuerte pero atrapa desde el principio, muy bien llevada por la autora. Gira en torno a una familia especial, pero igualmente alrededor de su historia, de su pasado. Tommy, un pequeño de 12 años, con una grave enfermedad coronaria que lo ha acompañado toda su corta vida, tiene un mundo interior muy rico, lleno de fantasías, con amigos imaginarios incluidos -los de carne y hueso se le resisten- descubre sin querer un secreto que altera su fragil cotidianidad, pero que lo impulsa a avanzar en busca de las raíces mismas del problema, de su propia vida.

Juan, el padre de Tommy, un exitoso cirujano -un dios, como muchos doctores se sienten- luego de su viudez, se vuelve a casar con Alma, una mujer con sus propios fantasmas, pero que se entiende bien con Tommy y lo quiere como un hijo. Es difícil no identificarse con los personajes, un padre más ausente de lo necesario, el trabajo como refugio, la relación con los hijos pequeños, uno llega a plantearse -como padre- si lo hace bien o mal, los errores cometidos, en fin, llega fuerte la novela en esos rinconcitos que nos duelen. El amor que muchas veces se ve como indestructible se resquebraja ante nuestros propios ojos sin poder hacer siquiera nada.

Algo así va pasando con Alma y Juan, los recuerdos siempre presentes de la madre de Tommy, el encuentro con un antiguo amor, Tommy con su visión de niño y una perpicacia de adulto es testigo de ese resquebrajamiento sintiéndose culpable. Pero en su búsqueda avanza incansable, realiza proezas nunca antes vistas, descubre la amistad, vive sus mejores momentos, pero se presiente algo, unos nubarrones que desgarran, un dolor que no se puede describir.

No quiero seguir. Sólo que esta novela hace que uno se planteo muchas cosas respecto a la relación con los hijos. Cómo es su mundo, cómo cabemos en él, sentirá que estamos a su lado, el amor incondicional que nos dan lo sentirán de vuelta. La novela es triste y cala hondo, pero es muy buena. No pierdan la oportunidad de leerla.