He leído hace unos días esta obra -descubierta fortuitamente en el año 1994- de Julio Verne y me vino a la memoria toda la expectación que se creó en torno a ella a mediados de la década pasada. Curiosamente el manuscrito de este título fue rechazado por el famoso editor parisino P.J. Hetzel, por el año 1863, aduciendo entre otras razones que nadie creería lo que profetizaba ese genial autor para la capital francesa en los lejanos años de 1960.
Y la verdad, es que la imaginación de Verne en esta, su primera novela de anticipación, nos asombra con aciertos increíbles, como el Metro, el fax, unas especiales calculadores electrónicas, caneles y túneles artificales que unen ciudades, etc., aunque se queda muy corta en temas demográficos y de contaminación, pero igualmente admirable por ese poder de anticiparse a inventos y desarrollos tecnológicos que era muy difícil preveer en los años del 1860.
Pero también es cierto que entre las consideraciones para denegar su publicación hay algunas que tienen que ver con la técnica literaria y la calidad misma de la obra que son absolutamente entendibles y que las comparto, pues evidentemente hay debilidades en la novela -especialmente en la construcción de los personajes, en la trama en general y en el final en particular- lo que no quita que como documento histórico la publicación de esta novela se justifique por si sola.
Mi parecer es que habría ganado mucho si Verne le hubiera hecho caso a su editor y la hubiera revisado posteriormente. En efecto, Verne murió en el año 1905 y la fecha de datación aproximada de esta novela es 1862-1863; por lo tanto, dicho autor tuvo más de cuarenta años para corregirla y revisarla y el hecho que no lo hiciera me hace pensar que tampoco quedó muy contento con ella. Pero esto es otra discusión.
Ahora bien, la novela se centra en la complejidad de ese futurista París del año 1960, en que reina sin contrapeso la ciencia y la tecnología en desmedro de las artes y todo lo relacionado con el humanismo. Los artistas no tienen cabida en esa sociedad, no se lee nada que no diga relación con tecnología y ciencia pura, la música, la pintura, las artes escénicas no son como las conocemos sino que son meros instrumentos para propagar y engrandecer más las virtudes de la tecnología. La competencia a todo nivel -llamado estilo norteamericano en el libro, lo que es un acierto- deshumaniza las relaciones interpersonales. El dinero es la medida de todo (como hoy) y quien no lo tiene o no tiene una profesión digna (el protagonista desea ser un escritor) es un inadaptado social y castigado como tal. Michel, que así se llama el protagonista, intenta luchar contra este estado de cosas, ayudado por unos pocos idealistas como él, aunque más realistas, pero se encuentra con la dura realidad de ese París insensible.
En resumen, una interesante novela, que hay que leerla con la perspectiva que se merece, dándole el crédito de anticiparse convenientemente al desarrollo tecnológico futuro. De más está decir que Julio Verne es autor de innumerables obras de ciencia ficción, entre las que conviene recordar aquí "Cinco semanas en un globo", "Viaje al centro de la Tierra", "De la Tierra a la Luna" y "Veinte mil leguas de viaje submarino".
5 comentarios:
debo decirte que este sí es un gran autor!
y además debo decirte que has sido elejido para desarrollar unas cosas que te dejo en mi blog. Visítame.
Un hombre con una vida muy interesante.
http://www.portalmundos.com/mundoliteratura/escritores/julioverne.htm
Un visionario que supor mirar un poco más allá que sus contemporáneos.
ME PARECE QUE SIRVES PARA ESCRITOR
EXELENTE
eres un gran escritor e de felicitarte y ya sabes si quieres echar un polvo me tienes a tu disposicion las 24 horas
Se descubrió en 1974 no 94, aunque se publicó veinte años después. No te puedo seguir, la redacción es terrible, pero lo que me ha dado como si fuera un mazazo en la cabeza, es el preveer. Qué verbo es ese?
No publiques mi comentario si te da vergüenza pero, por favor, al menos cambia el preveer, que me duele en el alma.
Gracias.
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