lunes, 20 de marzo de 2006

El perfume: una gran historia

Hace unos días, en uno de sus acostumbrados vuelos culturales, La Libélula dejó caer en mis manos el excelente libro "El perfume, historia de un asesino", del escritor alemán Patrick Süskind, autor que alcanzó fama mundial con esta novela, escrita en el año 1985 y traducida a numerosos idiomas. Tanto éxito tuvo en su tiempo -y hasta ahora en que es continuamente reimpresa- que fue catalogada de obra maestra y su autor alzado a las cumbres de las letras alemanas, éxito que fue bastante efímero a decir verdad ya que sus próximas novelas no tuvieron ni con mucho el éxito de ésta, su primera novela.
"El perfume" nos relata la historia de Jean-Baptiste Grenouille, un francés del siglo XVIII, con cualidades excepcionales desde el punto de vista olfativo: por una parte, el no despide ningún olor pero tiene ese sentido tan desarrollado que es capaz de identificar millones de olores y reconocer por su aroma a cada ser vivo y/o cosa inanimada que depida olor, cualidades que lindaban con lo demoniaco según sus primeras nodrizas y quienes lo acogieron desde niño, ya que en la práctica veía tras las paredes y de noche y sabía quien se aproximaba a su hogar -aunque estuviera a varios kilómetros- sólo con su asombrosa capacidad, ya que reconocía su particular y único aroma grabado a fuego en su fabulosa memoria olfativa.
Algo que llama la atención de esta obra es que está extraordinariamente bien documentada, lo que se agradece, especialmente para lectores como yo que gustamos tanto de los olores y aromas, ya que uno termina sabiendo mucho de perfumes, de mezclas aromáticas y de su preparación. Asimismo, sorprenden los detalles de época, tan cuidados y detallados, los que al parecer –según los especialistas– representan fielmente la época abordada por el libro.
Pero esta es la historia de un asesino. En efecto, Grenouille, nacido sin olor, criado sin amor, encorvado, cojo, siempre despreciado, un monstruo por dentro y por fuera, mató veintiséis doncellas en su afán de convertirse en el perfumista más grande del mundo. La atmósfera de aromas se funde con la de los asesinatos, los que tienen una explicación lógica y siguen una pauta muy bien elaborada en la mente retorcida del protagonista.
Una gran novela, el desarrollo se sigue en todo momento con sumo interés porque, en definitiva, es una novela de intriga, una novela policiaca sin policías, en la que el destino de Grenouille importa al lector y mucho. La recomiendo con mucho agrado.

jueves, 9 de marzo de 2006

Y de repente, un ángel

Hermoso título para una muy buena novela, la última de Jaime Bayly, ese talentoso escritor peruano que aquí en Chile se hizo conocido primero por sus programas de televisión en la década pasada. Incluso tuvo su propio programa de conversación en nuestro país, junto a la no menos talentosa Tati Penna, que lo mostró en una de sus facetas más interesantes y cautivadoras, con una inteligencia y sagacidad sobresaliente.
El libro cuenta una linda historia, que como la mayoría de los libros de este autor, tiene mucho de autobiográfica, salpicada con pasajes de acertado humor, sobre situaciones tan familiares y posibles que sentimos como propias. Es a decir verdad una historia de reencuentros, de reparación de almas dolidas, de perdón, facilitado todo por la aparición de ese ángel (al cual dedica su novela por el cuidado de sus hijas) que hace que el protagonista se replantee su propia situación.
Julián Beltrán -el protagonista- es un escritor que vive de sus obras, pero que no es bueno para nada más qye dormir. Nunca limpia su casa, convive en armonía, según él, con su desorden y mugre y con cuanto bicho rastrero haya, especialmente las hormigas y arañas. Cuando Andrea, su novia, le exige que limpie su casa luego de un incidente muy jocoso, él decide contratar a una mucama. Y la llegada de Mercedes, una criada envejecida y fiel, va a despertar la ternura y el instinto de protección de Julián, tan acostumbrado a su soledad.
Ella le cuenta cómo fue vendida de niña por su madre a una familia pudiente que la mantuvo por más de treinta años en las labores del hogar. Sin embargo, Mercedes no le guarda rencor e incluso la justifica, ya que se acuerda que tenía muchos "calatitos" que alimentar y ella de seguro comía mucho, aseguraba.
Esto despierta en el escritor la necesidad de ayudar a Mercedes a encontrar a su madre. Pero esta búsqueda estará llena de azares y de episodios cómicos (su madre es una mujer vieja y sorda, que vive sola en un cerro cercano a un pueblo perdido, y que no se acuerda de nada, menos de Mercedes) lo que a su vez que dejará al descubierto al auténtico y frágil Julián, distanciado también de sus padres, aunque por motivos bien diferentes, pero a los que se debe enfrentar.
En síntesis, una novela muy entretenida -de esas que me sacan sonrisas a cada rato- que se deja leer con facilidad y sumo agrado. Muy recomendable.