martes, 26 de diciembre de 2006

Año Nuevo, nueva cara

En estas fiestas de fin de año -en que parece que hemos estamos más apurados que nunca, estresados y corriendo de un lado para otro en busca del regalo perfecto o yendo de fiesta en fiesta- es habitual plantearse desafíos y metas para el año que llega.
Sin embargo, no nos damos el tiempo de reflexionar y mirar con paciencia y perspectiva lo que hemos vivido en este año 2006 que expira, agotado al igual que todos nosotros. Sin este necesario análisis, sin este tiempo de tranquilidad, no podremos madurar adecuadamente cuánto avanzamos (o retrocedimos) en este año; no podremos saber qué porcentaje cumplimos de nuestras promesas, metas y deseos, formuladas al comienzo del 2006; y no podremos aquilatar cuánto nos engañamos para seguir en la sobreprotectora autocomplacencia, en fin, un análisis retrospectivo imprescindible para saber en dónde estamos y quiénes somos y el que nos permitirá afrontar honestamente el porvenir.
Esta etapa estoy recorriendo ahora, valorando cada momento vivido, agradeciendo el contar con mi familia y mis hijos y proyectándome para lo que viene.
Pero como no todo es tan serio y grave, también he querido cambiar algo la cara de este blog, para recibir el año 2007 con un nuevo rostro: he migrado al nuevo formato de blogger (y harto trabajo me ha costado) el que tiene varias gracias y novedades, al menos para mí, entre las que destaco el uso de etiquetas o categorías, que de seguro pueden ser muy útiles y le otorgan un valor agregado a cualquier blog. Por mi parte, las he dividido por nacionalidad y nombre del autor, y tipo de obra de que se trata, lo que permitirá una mejor manera de buscar en los archivos de este blog.
Para finalizar, sólo desearles a todos un muy buen Año 2007, pleno de satisfacciones y buena salud, y deseando que se vean hechos realidad sus más caros anhelos.

domingo, 3 de diciembre de 2006

Travesuras de la niña mala

Muy buena esta novela del peruano Mario Vargas Llosa. ¿Cuál es el verdadero rostro del amor? He aquí la gran pregunta que traspasa toda la novela; la pregunta que algunas veces, a lo largo de nuestra propia historia, nos tortura por que no le encontramos una justa respuesta. ¿Cuántos de nosotros tendremos o tuvimos a nuestra propia niña mala? Me imagino que muchos, en los cuales obviamente me incluyo.
Ricardo Somocurcio, el protagonista, el niño bueno de esta historia, creció en los elegantes barrios de Miraflores, al cuidado de su tía ya que sus padres fallecieron en un accidente, en la Lima de los años cincuenta, donde conoce -en la adolescencia- a un par de chilenitas que revolucionan el tranquilo ambiente miraflorino, enamorándose de una de ellas, Lily, graciosa, bella, inquietante y esquiva chica, ya que rechazó una y otra vez cualquier intento serio de Ricardo por convertirla en su novia.
Sin embargo, en uno de los numerosos giros del destino que tocan a estos protagonistas -situaciones que maneja admirablemente bien Vargas Llosa, mezclando en una justa medida lo trágico y lo cómico que tiene esta historia- Lily desaparece de la vida de Ricardo y no vuelve a reaparecer sino que varios años después cuando la encuentra en París (donde Ricardo se había instalado cumpliendo su sueño de toda la vida) convertida en una joven guerrillera en camino a Cuba para recibir instrucción en la guerrilla con el propósito de hacer la revolución en Perú.
Este hecho y otros eventos históricos muy conocidos de la segunda mitad del siglo pasado le da un plus mayor a la novela, pues al hacernos partícipe de la vida tan especial de Ricardo y su chilenita adorada, los hitos históricos relevantes (la revolución cubana y otros intentos sudamericanos, los hippies, la revolución estudiantil de mayo del '68, el sida, las dictaduras militares en América, la guerra fria, la caída de la URSS, etc.) le dan un marco real y temporal vital para darnos cuenta del paso del tiempo y de los cambios culturales subsecuentes y su influencia en el devenir de los acontecimientos.
Luego de este encuentro en París, entre Ricardo y la chilenita de las mil caras, se vuelven a encontrar en múltiples oportunidades y en las situaciones más insólitas, en que Lily se reinventaba y asumía diversas personalidades: en París nuevamente luego de su estada en Cuba, casada con un funcionario diplomático francés; luego en Londres, casada con un magnate inglés; en Tokio, en donde la chilenita permanecía al servicio de un oscuro personaje japonés; nuevamente en París y finalmente en Madrid.
Una historia increible de amor, de desengaños, de dolor, de codicia, de degradación, de aventuras, en la cual tiene mucho sentido la pregunta que inicia estos comentarios: ¿Cuál es el verdadero rostro del amor?
Finalmente, comentar algo de Vargas Llosa. Gran y prolífero escritor, multipremiado, muy buen contador de historias, del cual empero no le leído más que otras dos novelas: "Los cuadernos de don Rigoberto", muy entretenida, y "Pantaleón y las visitadoras", novela que fue llevada al cine exitosamente.